La fiesta

Abrí la puerta del armario. Con el pelo todavía húmedo bajo la toalla, me dispuse con todo el buen humor que era posible, a encontrar un conjunto perfecto. Si normalmente tenía problemas para saber qué me iba a poner, esa noche tenía el problema añadido de que no tenía ni pizca de ganas de ir a la fiesta. Vente, Isa, ya verás cómo lo pasamos bien, resonaban una y otra vez en mi cabeza las palabras de Miriam. ¡Por supuesto! pensaba yo, sobre todo cuando la persona que da la fiesta ni te ha invitado, ni te agrada lo más mínimo. Al final me decidí por unos vaqueros ajustados y una camisa verde botella, elegante y sencillo, el conjunto perfecto para pasar desapercibida. Tocaron al telefonillo. Mi madre me dijo que era Miriam que había venido a buscarme. Le dije que todavía no estaba lista, que me tenía que secar el pelo. Pude oír como mi madre le explicaba a mi amiga lo lenta que soy siempre y que le daba las gracias por sacarme un poco de casa. Bien, gracias mamá. Seguir leyendo La fiesta

La sequía del escritor

Hola, lectores y lectoras.

Siempre dicen que el peor enemigo del escritor es el folio en blanco, o la hoja de Word en blanco con Clipo hablando mediante un bocadillo. Hoy ya no está Clipo, pero el enemigo sigue ahí. Yo tan siquiera puedo denominarme «escritora», con lo poco que escribo y siempre dejándolo todo a medias… Pero sí que es cierto que últimamente no tengo tiempo, o mejor dicho, no veo el momento porque soy incapaz de pensar nada, de imaginar nada. Mi vida real tiene tanto peso que no me da para pensar en otros mundos… Y la verdad es que me siento un poco fracasada. Hay personas que son capaces de llevar su trabajo, su casa, sus hijos y sus padres de una manera increíblemente estoica y encima les sobra tiempo para sus hobies. Realmente admiro a esas personas (normalmente Supermujeres), pero yo en comparación me siento desbordada en un chupito. Tengo un trabajo que es media jornada y encima no me da tiempo a llevar mi casa de una manera decente. Obviamente, los hijos ni me los planteo, pero de igual modo no me planteo tener ni un perro, ni un pez de colores. Tampoco creo que la realización personal en la vida provenga de la maternidad como único medio, pero esa es otra historia.

El Nanowrimo está a la vuelta de la esquina, pero aunque me hiciera ilusión participar, no tengo nada sobre lo que escribir. ¿Sabéis lo que es encontrar una idea estupenda, pero cuando la quieres apuntar no está ya? Las ideas son como las mariposas, o las coges en ese momento o se marcharán para volar libres por Dios sabe dónde. En el mundo de las ideas y los sueños, supongo.

De lo que realmente más me puedo arrepentir, de mi vida hasta este momento, es que no sé gestionar el tiempo. Da igual que tenga mucho, o poco, siempre lo utilizo mal. Nunca estoy contenta. Siempre siento que no hago suficiente, ni me esfuerzo todo lo que debería, porque pocas veces saco alguna recompensa aunque me deje los cuernos por todo. No sé, llamadme inconformista. O simplemente que tengo la impresión de no encajar en ninguna parte. Ando como perdida, dando tumbos, probando aquí y allá sin sacar nada en claro. Dicen que es un mal de mi generación. Que buscamos la inmediatez, cuando lo que hay que tener es paciencia. Debe de ser eso, la verdad, porque al final nunca estoy contenta, nunca soy feliz. Sólo los pequeños ratos en que me olvido de todo. Como cuando estoy con esas personas que aprecio de veras echándome unas risas. Y prácticamente, todas mis personas están lejos. Muy lejos.

Para este año no creo que pueda hacer nada para Halloween, que como ya sabéis es una fecha que me gusta bastante, porque puedo sacar mi vena sádica y retorcida y hacer historias truculentas. Pero sigo como os he explicado más arriba, sin ideas. El folio en blanco me ha vencido.

Espero que esta racha pase pronto, que pueda volver a poner en marcha mi fábrica de ideas y pueda traeros algo, por lo menos, entretenido…

Hasta la próxima.

¡Hola! Sigo viva

Hola a todos y a todas. Sí, sigo aquí, aunque no lo parezca. De hecho, yo pensaba que me había ido como unos seis meses… Y me acabo de dar cuenta que hace prácticamente un año que no escribo nada. Me siento triste, porque le tengo mucho cariño a mi blog (pero soy una persona algo desquitada…) y me sabe mal tenerlo aquí solito y muerto. Pero en estos meses han pasado muchas cosas. Me he mudado a Francia y lo que ello implica: aprender nuevo idioma, buscar casa, buscar trabajo, tratar de hacer amigos… En fin, rehaz tu vida de nuevo con una gran sonrisa y cuatro duros en el bolsillo. Por suerte no me vine sola. Por fin pude alcanzar eso que está tan lejos de los jóvenes españoles: la independencia con mi pareja (¡bien!).

Me vine aquí en marzo y desde entonces han sido unos meses muy moviditos. Al principio llegamos a un chalecito de una planta donde compartíamos casa con otras dos personas: un chico (que era una especie de psicópata :s) y una chica muy maja que me ayudó mucho en ese tiempo. Compartir piso no es tan fácil como se puede llegar a pensar… Supongo que tienes 50% de posibilidades de que salga bien o mal. En nuestro caso salió mal. Como he mencionado antes, en chaval estaba mal de la cabeza. Además de lo típico que te puede molestar cuando compartes piso (la suciedad proveniente de las otras personas con las que convives), era una persona agresiva con la que no se podía razonar. Y llegó un punto sin retorno: el día en que le pillé abusando de nuestras cosas (robar, vamos). Por supuesto, no me callé, ya estaba harta. Pero por intentar defender aquello que era mío y poner límites, derivó a un acoso silencioso y un miedo e inseguridad que no se lo deseo a nadie. Ese día entendí como se sentían la mujeres que sufren violencia doméstica. Una situación de peligro constante, porque no sabes si te van a maltratar verbal o físicamente o a tu pareja por cualquier cosa que hagas o digas, genera tal nivel de ansiedad que no puedes vivir. Así que después de eso nos tocó buscar otra cosa. Ahora estamos bien. Nuestra casa no es la panacea pero al menos estamos tranquilos.

El idioma fue otra barrera, y a pesar de que muchas personas han sido muy amables, me he encontrado con otras que no lo eran tanto. La sociedad francesa, por lo que he podido sacar de mi experiencia, es bastante parecida a la nuestra, pues sigue habiendo la misma diferencia entre géneros, razas, clases… Pero ellos lo camuflan más. Hacen como que eso no existe, que está todo conseguido y que esas diferencias no existen. Cuando no es así. Pero son felices pensando eso.

Como digo, ahora nos encontramos bien. Pero desde que me he mudado aquí tengo el sentimiento constante de estar desubicada… No sé si os ha pasado alguna vez, de estar a gusto en un lugar pero no sentirte que tengas tu sitio ahí.

En fin, espero poder seguir con mis historias y mis sueños, aunque últimamente es un poco difícil, ya que mi trabajo en el Burguer me quita mucho tiempo. Sólo quería escribiros para deciros que estoy bien y que aquí sigo, luchando como todos 🙂

Un abrazo.

Olas de libertad

Hola, queridos amigos y amigas.

Os presento el relato que escribí para el concurso Moon Magazine, que como podéis imaginar, no gané nada. Aún así, me siento muy contenta de esta historia y la quiero compartir con todos vosotros.

Últimamente no escribo mucho para Ensoñaciones, pero sí que estoy escribiendo un fanfic para el blog Doctor Disco. Ahí subo cada quince días.

Esta imagen tan bonita y veraniega es de David Shipton.

Espero que estéis bien y os deseo un año estupendo. ¡Un abrazotee!


 

— Entonces, ¿cuándo tenéis pensado volver?

— Estaremos hasta finales de julio, mamá. —Dijo Miguel Ángel.— Nosotros nos quedaremos quince días y los primos otra semana más.

— Bueno, bueno. Entonces dentro de nada os tenemos por aquí. Pensaba que ya no iba a ver a las niñas en verano.

— No se preocupe, Mayte, que aquí nadie le va a quitar a sus nietas — dijo Sole un poco molesta—. Mientras tiene los de sus otras hijas, que son igual de suyos. Llévelos al cine, al Retiro, y ya verá qué rápido se le pasa. Nosotros nos vamos ya, que hemos quedado con los tíos después de comer para el cambio y tenemos un poco de prisa.

La familia se despidió de los abuelos y bajó al coche. La casa de los padres de Miguel estaba muy cerca de la suya, sólo les separaba una manzana en el barrio castizo de Chamberí. Ahora con las inminentes vacaciones, la ciudad se sentía un poco menos congestionada, por lo que moverse en coche era un lujo.

— ¿Era necesario que le hablaras así a mi madre, Sole? —dijo Miguel Ángel mientras abría la puerta del coche.

— ¿Era necesario que ella dijese eso? Como si no las viese lo suficiente, ¡si ve a las niñas más que tú y que yo!

— Eso no es verdad, y lo sabes.

Sole se sentó en el coche de brazos cruzados y con el ceño fruncido. Sin dejar de sostener la mirada de su marido, se puso las gafas de sol y sacó el GPS del bolso para poner las coordenadas.

— Sólo espero tener un viaje tranquilo, nada más. Y desconectar de todo esto… Disfrutar los cuatro. No es tanto pedir. Pero tu madre se empeña en dar la pulla cada vez que puede.

— Lo que tú digas, Sole. Si ya sabes como es, no le sigas el juego — dijo irritado.

Miguel Ángel observó a las niñas a través del espejo retrovisor. Estaban con caritas de preocupación, cogidas de la mano y Saray, la más pequeña, abrazaba su peluche favorito. Se rascó la cabeza pelada y con una gran sonrisa les dijo que no se preocupasen, que se lo iban a pasar estupendamente.

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Plantitas mostoleñas

¡Hola de nuevo!

Durante este último mes, me he percatado de que diversas plantitas han colonizado varias macetas olvidadas en mi ciudad. Tampoco es que fueran muchas macetas, pero las suficientes para que llame la atención. Una amiga fue la primera que me lo dijo: «¿Sabes? Esta mañana cuando he salido para ir a la universidad, me he encontrado los maceteros de al lado de mi casa replantados.»

Me pasó estas fotos y me contó que se había sorprendido porque no recordaba que estuvieran allí. Alguna planta así en plan rebelde sí, pero no como estaban estas. Así que me invitó a verlo. Había un poco de todo: Romero, tomillo, aloe, alguna tomatera… Mi amiga me dijo que era la segunda vez que aparecían plantas allí, pero que no solían durar mucho porque algunos vecinos las arrancaban. De hecho, me señaló un agujero en la tierra donde debió de existir alguna planta en otro momento.

wp-1479291461960.jpgMe contó que su madre había estado hablando con las vecinas y le habían dicho que esas plantas no eran del Ayuntamiento, sino que las habían puesto unos chicos. Mi amiga dijo que a ella le parecía muy bien esta acción, pero que le molestaba que no lo respetasen. A mí, personalmente, me dio qué pensar. Porque daba la impresión de que si las plantaban personas normales, como nosotras, los vecinos se aprovechaban y las quitaban; pero si las ponía el Ayuntamiento, la gente parecía que se moderaba o les daba miedo y las respetaban… Eso o que en realidad, se roban más plantas de las que nosotras nos pensamos.

Esto fue hace ya casi un mes, pero hace poco vi que habían surgido plantitas en unas macetas del parque Cuartel Huertas. Ese parque lleva dejado ya bastante tiempo. Es decir, lo cuidan más o menos, pero entre que el agua de la fuente está verde más tiempo que clara y las plantas suelen sobrevivir porque son muy duras y no porque les hagan mucho caso, tampoco es que se pueda decir que esté a las mil maravillas. Pues allí hay un pasillo lleno de jardineras vacías, hasta que aparecieron, de repente, plantas como en casa de mi amiga.

No sé qué deciros. A mí me parece bonito. Es una acción altruista que anima la ciudad. Porque si fuese de algún político enseguida se hubiesen puesto medallas y habrían dicho que están haciendo mucho por nosotros. Que les debemos la vida y esas cosas… Pero con estas plantas nadie se ha proclamado dueño y señor. Simplemente las ponen para el disfrute de todos y ya está. Por eso, se me rompió el corazón ayer cuando fui por el parque y me encontré esto:

¡No quedaba nada! Se las habían comido con patatas… Yo supongo que fueron los jardineros del Ayuntamiento quienes las arrancaron. Pero que alguien me explique, ¿qué hay de malo en que haya plantas en esas jardineras? ¿No se les encarga que cuiden de las plantas de la ciudad? Supongo que serán sólo las plantas que les dice el Ayuntamiento. Y respeto su profesión, de verdad, puesto que ellos mantienen la ciudad limpia para que no parezca una jungla, ¿pero es que no podían haber mirado simplemente para otro lado y dejarlas ahí que creciesen alegres y a su ritmo? Tampoco eran de nadie en particular…

Me da pena que ocurran estas cosas. Cuando alguien intenta hacer algo en beneficio de los demás pero va a contracorriente y se le castiga. Móstoles, como otras ciudades de Madrid, no es lo que se dice verde y ecológica. Hay polución y ríos contaminados por vertidos fecales. Basura en las calles, depende de las zonas. Y la falta que hace de árboles y plantas para poder limpiar el aire y tener más humedad, nadie la cubre. De hecho, siempre es más sencillo talar o cortar que plantar. Lo más gracioso de todo, es que hay un plan de ciudad verde, pero aquí nadie hace nada. Sólo servirá para campaña electoral, como muchas otras cosas. Y es que es desalentador observar cómo la calidad de vida ha disminuido de una manera tan acentuada desde el siglo XX y lo que el ser humano le ha hecho al Planeta.

Creo que deberíamos de hacer igual nosotros, que deberíamos de tomar las riendas de lo que ocurre a nuestro alrededor, incluso por pequeño que parezca. Creo que como ciudadanos deberíamos de implicarnos más en las cosas que nos preocupan. Un fin de semana de estos iré por ahí lanzando semillas. Y vosotros si queréis también lo podéis hacer. Que no digan que no nos preocupan nuestras ciudades. Será un acto de revolución a pequeña escala. Pero cada plantita que nazca, será una victoria.

 

Pensadlo y ya me decís. Nos leemos y un saludo.