Gira, gira…

¡Hola y feliz vuelta de vacaciones! Ya sé que dije que iba a volver en agosto a currar como antes, pero como soy una bocazas… No lo he hecho. Y realmente, creo que voy a dejar de publicar boletines informativos, porque para luego cumplir la mitad… Qué vergüenza :/

Así que por eso mismo, ya no adelanto acontecimientos. ¡A partir de ahora todo será sorpresa!

Por cierto, esta imagen es del buscador…

Un abrazo 😉


Mireia se desvistió para meterse en la ducha. Pronto el vapor del ardiente agua empapó toda la habitación. La lluvia cálida le lamía el cuerpo con mimo, limpiando las heridas de tristeza. Desde el fondo de su garganta, casi como un susurro, una melodía intentaba acallar los fantasmas de viejos recuerdos:

— La rueda gira y gira. Nunca sabemos qué nos vamos a encontrar. Son las cosas de la vida, aquellas que más nos hacen recordar, a las personas que vienen y luego se van.

Agua salada y agua dulce se mezclaban en su faz. Mireia recordaba los momentos felices con personas que, por diversas circunstancias, ya no estaban. Sentía cada pérdida como una pequeña punzada en el pecho, pequeña y constante. ¿Acaso se quedaría sola, completamente sola? ¿Cuántas personas serían capaces de recordarla en esas menudeces cotidianas como una canción, una fotografía?

Cerró el grifo e intentó no seguir pensando. Mientras se secaba, su estómago rugió encaprichado de chocolate, así que una gran tarrina de helado fue asaltada por sorpresa por una gran cuchara. Soluciones a medida.

Mireia encendió el ordenador decidida a escuchar canciones melancólicas, cuando vio un correo de Ana, que era una disculpa. Quizá no todo estuviera perdido, al menos, eso deseaba con todas sus fuerzas. Rápida la llamó y al cabo de una hora todo era como siempre había sido.


Copyrighted.com Registered & Protected BEPU-JBE6-8F9P-0Y6Q

Deja un comentario